Aunque ambas vivimos muchos años en Barcelona, conocí a Ana Llurba en Berlín. Durante nuestros encuentros la ciudad se convirtió en un escenario con claroscuros para conversaciones entrópicas en las que la ficción, la literatura y el arte siempre estuvieron presentes. Para referirse a la escritura, Ana menciona la condición de medium de toda escritora. Escucharla hablar apasionadamente de todos los relatos que la habitan, propios y de otras autoras, aumenta esta condición intermedia entre mundos dentro de la realidad y lo cotidiano. Más allá de la literatura de terror o fantástica como medio e imaginario, para quien escribe pero también para quien lee, siento que es posible -y muy necesario- vivir poseídas por la ficción. Son abundantes y diferentes los motivos, entre ellos que la ficción es muy hábil para escaparse de la literalidad de otros con-textos a la hora de relacionarse con la realidad. También la manera en la que la ficción es capaz de decir de manera aparentemente sencilla aquello que es díficil de enunciar o contar. O cómo en la ficción es posible encontrar situaciones y personajes que encarnan vidas que acompañan, cuidan, problematizan e interfieren en las nuestras.
Este encuentro con Ana Llurba tuvo lugar a final del verano de 2021. Nuestra conversación fue también un intento para pensar juntas con una hoja de ruta de la que nuevamente nos desviamos con mucha facilidad. Es así como comenzamos hablando de sus referentes iniciales y de sus primeras lecturas. El terror, lo fantástico o lo pulp la han acompañado desde pequeña, leyendo a escondidas libros “para adultos” durante su infancia y sintiendo alguna que otra decepción momentánea con los iconos de la literatura de terror, que se convierten en responsables involuntarios de sus propias mitologías. En las historias de Ana son muchos los mundos que entran en contacto para crear entornos enrarecidos donde lo ordinario convive con lo insólito y lo trascendental es asimilado por lo prosaico. Su interés por el arte proviene de algo que este comparte con la ficción: una gran capacidad para la especulación a traves de diferentes operaciones estéticas. Los relatos y las cosmogonías del arte y la literatura comparten muchos deseos a través de la ficción. Ambos son capaces de revelar la dimensión gótica del presente, tomando prestada aquí una idea de Giovanna Rivero, una de las muchas autoras que conocí gracias a Ana Llurba, que también entiende su trabajo como parte de una conversación mucho más grande que sucede en tiempos y espacios diferentes a la vez. El deseo, como manera de nombrar aquello que se resiste a tener una definición estable, también fue parte de esta conversación. Para Ana, el deseo se manifiesta en la escritura, haciéndola posible incluso -o precisamente- cuando no se tiene tiempo y es necesario robarle muchas horas a la vida para escribir, pero también para leer a otras autoras. Aprender de otras escritoras es parte de una metodología intuitiva que también utiliza cuando escribe ensayo. Además de sus cuentos y novelas, con libros como Constelaciones familiares y La puerta del cielo, recientemente ha escrito el ensayo Érase otra vez. Cuentos de hadas contemporáneos, donde no sólo vuelve a los orígenes feroces de los cuentos de hadas, sino que presenta una actualización de sus arquetipos en el presente de la literatura.
Érase otra vez… una conversación con Ana Llurba hacia el deseo, la imaginación, la ficción, la realidad, el arte y la escritura.
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