Frecuentemente sucede que aquellas situaciones que son habituales en algunos contextos pueden llegar a ser un tanto excepcionales en otros. La creación de un espacio artístico con cierto grado de autonomía es una de ellas. Porque si bien la existencia de espacios artísticos privados con vocación pública es un rasgo de afinidad entre muchos contextos artísticos, no lo es tanto su situación dentro de un contexto cultural y social más amplio. Mientras que en unas ciudades aparecen y desaparecen continuamente, en otras -como en Barcelona- su aparición es más irregular o escasa. Impulsado por Rosa Lleó y João Laia, The Green Parrot es un espacio dedicado al arte contemporáneo que es consciente de su situación particular dentro del contexto artístico barcelonés. Un primer impulso, marcado por las categorías habituales, vendría a definir The Green Parrot como un espacio independiente debido a su no vinculación explícita con ninguna insitución. Sin embargo, como aparece en la conversación mantenida con Rosa Lleó y João Laia, la independencia siempre es relativa y funciona casi como una ficción. Más aún en un contexto como el de la producción cultural, donde el todo se entiende desde la acumulación de sus partes.
Ubicado en un piso del centro de la ciudad, The Green Parrot es también un espacio que reafirma la exposición como medio artístico vigente al mismo tiempo que quiere traspasar esta inicial vocación expositiva. Sin embargo, como dicen Rosa y João, hablar de un statement incial resulta precipitado en un proyecto que prefiere pensarse a medida que avanza en el tiempo. The World of Interiors es la exposición con la que The Green Parrot ha dado comienzo a su actividad, un proyecto donde lo formal y decorativo no se entieden desde lo accesorio y ornamental. Y en el que el concepto de interior, sin separarse de lo doméstico, se aproxima de nuevo a una actitud que tiene que ver con con lo subjetivo y personal. Si bien el rechazo por parte del arte hacia la proliferación de lecturas generales en torno a lo subjetivo y a la expresión personal del artista es todavía algo necesario, tampoco puede negarse la condición de subjetividad implícita en unos objetos que, puestos en común, trabajan la identidad a través de una gramática material. Como no puede negarse la cuestión de lo íntimo en un contexto de trabajo como el artístico que, a diferencia de muchos otros, permite relaciones de proximidad y una economía emocional diferente en espacios como The Green Parrot.