Las cosas ocurren de múltiples maneras y sólo recordamos una. A lo largo de Pink Freud, un texto que se construye por partes que van apareciendo en diferentes momentos y en diferentes proyectos, Sergi Botella despliega lo que él ha denominado el “pensamiento poliédrico”. Una manera de pensar en la que la contradicción con uno mismo está más que permitida. En Pink Freud las frases de Sergi aparecen en primera persona. Son declaraciones en las que lo autobiográfico funciona como soporte para la ficción, también para la mentira. Son frases cortas, casi sentencias, que se convierten en aforismos que podemos metabolizar como propios. En esta conexión -explícita, literal y literaria- entre arte y autobiografía no se trata tanto de poner la vida al servicio del arte, tematizándola, como de poner el arte al servicio de la propia vida para modificarla.
Frente a un modelo de artista más higiénico, en el que la dimensión autorreferencial está filtrada desde la teoría, en el que hablar de uno mismo se hace a través de terceros y de referentes abstractos, el trabajo de Sergi Botella propone un ejercicio inverso: hablar de otros a través de uno mismo como una estrategia de relación directa con el mundo. Una actitud que, de acuerdo a la apología de la contradicción que hace Sergi, también permite todo lo contrario en proyectos como Cortarse una uña para limpiar la mierda de las otras, donde invita o incluye obras de terceros para producir una exposición que se construye alrededor de la noción de sacrificio y que convierte la práctica artística en un ejercicio comisarial sin vocación comisarial.
Dentro de los elementos autobiográficos que aparecen en la práctica artística de Sergi Botella, la música es uno de tantos ellos. Pero, lejos de trabajar con la música desde su dimensión sonora, como materia prima o desde los paradigmas habituales de lo sonoro en arte, Sergi la utiliza como un eco ambiental a través de aspectos de la cultura de club y de la música electrónica que trascienden la experiencia sonora pero que son parte de su escena. Es más, dentro del contexto de la música electrónica estos elementos colaterales o tangenciales quizás funcionan como lo hacen las anécdotas personales de Sergi dentro de sus proyectos: como pequeños fragmentos capaces de condensar un relato más grande.