Iván Gómez (Guipúzkoa, 1984) habla con esnorquel sobre algunos aspectos básicos de su producción artística. De todos ellos cabría destacar su interés por el cine, tanto en lo formal como en lo conceptual gracias a las posibilidades semióticas del montaje.
Este último aspecto enlaza directamente con la idea de relectura constante que permiten -y exigen- proyectos como Deseo de Testigo (2011).