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Quim Pujol_Secció Irregular
04.09.2014 descargar

Las entrevistas tienen funciones muy diversas. Las más común es pensarlas para un tercero, para aquel lector potencial que esté interesado en leerla por algún motivo específico que él conoce mejor que nadie. Como punto de encuentro entre dos personas -aquel que entrevista y quien es entrevistado- las entrevistas son también una herramientas para obtener y compartir aquel conocimiento que, por partir de la experiencia personal, no es menos válido que el que disemina la presunta objetividad de otros medios. Hay entrevistas para ser leídas y otras para ser escuchadas. En estas últimas la voz de quien habla añade sigfinicados que se unen al discurso que las palabras transportan. Esta, como el resto de entrevistas que constuyen el archivo de esnorquel, es una entrevista en la que se unen ambas ideas. Por un lado, es una entrevista en la que el entrevistador no conoce en profundidad el campo de acción de aquel que es entrevistado; por el otro, es una entrevista en la que, en algún lugar de la misma, se pone en práctica la importancia del cuerpo en la enunciación de un discurso que se agota cuando el cuerpo se fatiga. En relación al conocimiento, la invisibilidad del cuerpo es una de las muchas ficciones sobre las que dicho conocimiento se ha construido históricamente. En relación a las entrevistas, su caducidad no es diferente a la del resto de formatos de transmisión de conocimiento.

Este cuerpo que aparece intermitentemente como un zombie -pero que, sin embargo siempre ha estado ahí- es fundamental a la hora de entender la performatividad constitutiva de las artes escénicas, un calificativo que debido a su reduccionismo esconde más de lo que dice. Ahora una considerable parte de las prácticas artísticas contemporáneas parece orientada a restituir al cuerpo el lugar que merece dentro de una historia -la del arte- en la que performance nace y muere continuamente. Esta dinámica del origen y defunción constantes en el arte seguramente necesitaría de ciesta distancia para ser analizado en profundidad.  Quizás esta idea de un alejamiento prudente sea otro mito de una cultura observada desde la externalidad del antropólogo y no desde el saber práctico y teórico del insider.

Este cuerpo que transita la cultura es también un corpus teórico. Quim Pujol así lo demuestra en esta entrevista que parte de su trabajo en Secció Irregular, un programa de eventos y actividades tan vinculado a las artes escénicas como alejado de ellas. La demanda de experimentación -una palabra que corre el riesgo de vaciarse por culpa de su reiteración- que parece haber invadido el arte contemporáneo es uno de los puntos fundamentales de Secció Irregular, donde ir al teatro se convirtió en algo my diferente a lo que muchos creíamos en su pasada temporada. La interdisciplinareidad, otra palabra excesivamente usada que no siempre traspasa las intenciones de la retórica, también ha sido uno de los aspectos esenciales de un programa de actividades -por llamarlo de alguna manera- por el que circularon artistas, músicos, coreógrafos, comisarios, bailarines, escritores. Actividades que terminaban con una sopa final apelando a esa dimensión colectiva que tiene el hecho de ir al teatro y que no siempre significa ir a exhibirse delante de otros.  Sin más preámbulos, pasen y escuchen.