¿Es posible pensar la pintura más allá de la técnica y la tradición? Es más, ¿es posible utilizarla como una herramienta de resistencia crítica? En relación a su propia historia, a la ideología que cada técnica transporta y naturaliza, pero también en relación a esa percepción generalizada que hay sobre ella como un medio desfasado dentro de las prácticas artística contemporáneas. ¿Cuáles son los resultados de poner en práctica una relación feminista con la pintura? ¿Qué sucede cuándo se alteran sus códigos y normas tácitas? ¿Es posible transformar la metafísica en algo sexy? Esta conversación con Ad Minoliti empezó por la pintura para salir(nos) de ella continuamente. Hacia cuestiones sociales que forman parte de su tradición pero que la Historia del Arte no ha querido tener en cuenta, pero también hacia el tipo de identidad que su propia idiosincrasia produce. Ad Minoliti empezó a estudiar pintura en Buenos Aires con Diana Aisenberg, cuyo método incluía también el cuestionamiento como herramienta crítica. El porqué hacemos las cosas, cómo las hacemos y para qué las hacemos. Estas preguntas abren una posibilidad: la de hacer (que) las cosas (nos hagan) de otra manera. No sólo en el arte, sino también en la vida.
El binarismo con el que la cultura occidental ha construido su percepción del mundo es algo que aparece, tanto en la sociedad como en las prácticas artísticas. Una de las maneras en las que Ad Minoliti intenta subvertir este orden binario se produce gracias a poner en correlación elementos aparentemente distantes entre sí. Por ejemplo, el cubo blanco y la selva; la geometría y el paisaje. Como también se produce trabajando en colectivo sin que esta colectividad implique la desaparición de las individualidades que la conforman. La Feminist School of Painting o el colectivo PintorAS son el resultado de esta voluntad de colaboración e intercambio que contradice las lógicas competitivas e individualistas que construyen la noción de artista-genio. Aquí no importa quién lo hace antes o quién lo hace mejor, sino hacerlo de manera conjunta.
Este encuentro con Ad Minoliti tuvo lugar en mayo de 2019 en Berlín, dando lugar a una conversación en la que también aparecieron el cuestionamiento de las supuestas leyes biológicas que se imponen en nuestra comprensión del mundo; la crítica al correlacionismo entre esencia y funcionalidad que legitima la razón de ser de las cosas de acuerdo a su utilidad; la posibilidad de una comprensión feminista del espacio (urbano) con ejemplos como el Col·lectiu Punt 6 de Barcelona o proyectos como Save a Gato que tienen en cuenta la presencia y la actividad de formas de vida no humanas; o la llamada de atención con respecto a la misoginia y el clasismo inherentes en proyectos de diseño supuestamente revolucionarios y vanguardistas como la Bauhaus. Porque el diseño es también una herramienta de control social basada en arquetipos que poco tienen que ver con los cuerpos reales que habitan la realidad.
#La sudadera de la imagen es un proyecto artístico de Lam Hoi Sin
